27 de noviembre de 2011

El Amor y sus asquerosos órganos representativos

Maldito corazón, con su ocupación en la cavidad torácica, sus aurículas y ventrículos que ocupan un espacio en nuestro cuerpo. O mejor, partamos de la base de que damos por obvio que todo lo que sentimos reside en nuestro corazón. ¡Por favor! Este bendito órgano lo único que hace es bombear sangre para que corra libremente por nuestras venas y arterias, simplemente como regla de supervivencia; sin el corazón morimos.
¿Porqué es que asociamos tan pobremente el hecho de que el sufrimiento siempre tiene lugar en el corazón? Así también como el Amor. Quizás sea más fácil tomarlo como protagonista para poder culparlo con propiedad cuando después todo sale mal, porque siendo sinceros, sabemos que las historias de amor siempre terminan mal.

Que alguien me diga lo contrario.


Así que en resumen, nuestro corazón es el 99% de los casos el responsable de nuestros fracasos amorosos. Bien, por lo menos tenemos a alguien a quién culpar, lo que después nos hace sentir al menos un poco más aliviados porque no fuimos nosotros como un "ser" sino nuestro corazón, o más bien "nuestro maldito corazón" que al haberse comprado todos los números de la lotería, se lleva el premio del malo de la película, por hacer que nos hayamos enamorado de la persona equivocada.

Cuando no es el malo de la película, después viene toda la parte de las cursilerías en las que no solo se toma al corazón como protagonista, sino que intervienen otros personajes igualmente asquerosos biológicamente hablando como las venas, por las cuales "corre el amor" y cosas como ésas. Patético.
Pero cuando no estamos incluyendo a nuestro cuerpo o los lugares de nuestro cuerpo en los que pudiese residir el amor, estamos yéndonos más lejos, al plano espiritual donde interviene "el alma". Ok, el alma las pelotas. La mayoría de las personas ni entiende el concepto ni lo aplica, o simplemente lo desvalora. ¡Pero el amor lo puede todo señores! En el nombre del Amor está todo permitido, así que igual podemos crucificar otra vez a Cristo y condenarlo al 9no círculo del Infierno de Dante porque será válido en nombre del Amor.

Así que asociando al Amor con las venas, el corazón y siguiendo el concepto de que todo lo relacionado con este bendito sentimiento tiene que estar asociado a cosas sangrientas, ¡podemos asociarlo también con la menstruación! Ok, sería algo como "te amo con cada gota de mi endometrio desprendiéndose lentamente de mi útero". Simplemente asqueroso.

Conclusión: basta de asociar al Amor con partes asquerosas de nuestro cuerpo. Amamos porque amamos, y no importa donde mier** resida el bendito Amor. La cuestión es amar, amar propiamente dicho, amar con locura porque la locura es inseparable del Amor, porque la locura es la justificación de todos los actos que cometemos por Amor y los cuales no cometeríamos por la falta del mismo.

A amar más y asociar menos. Por favor.



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